miércoles, 1 de agosto de 2007

Lo trivial y lo importante


Javier Hurtado
1 Agosto 2007

Por razones no del todo comprensibles, con frecuencia la sociedad y los medios de comunicación tienden a conceder más importancia a asuntos subjetivos que a problemas estructurales. La Universidad de Guadalajara no es eximida de esta práctica: son más importantes los chismes y las cuestiones personales que las políticas y problemas de conjunto de la institución. En vez de poner atención a esto, tiende a privilegiarse en la noticia —y hasta en el análisis— que Fulano dijo de Mengano; que Zutano le sacó la lengua a Perengano. Son más importantes, incluso, los pleitos entre mozalbetes (y otros ya no tan jóvenes) que aspiran dizque a representar al estudiantado de la UdeG, que el debate y tratamiento de los problemas y carencias en los que se realiza el proceso de enseñanza-aprendizaje en esta institución de Educación Superior. En general, lo trivial desplaza a lo importante; lo urgente a lo necesario; y lo coyuntural a lo estructural.

Ejemplo de lo anterior es, por ejemplo, el tratamiento que se da al tema de la FEU y, en contraposición, el otorgado por los medios a los importantes datos proporcionados y anuncios realizados el jueves de la semana pasada, por el Rector general de la UdeG, en la ceremonia de reconocimiento a los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) y del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Además de las características propias que presenta la investigación científica en la Universidad de Guadalajara —mismas a las que enseguida me referiré— en el tratamiento que a esta actividad otorga el Estado mexicano se reproducen algunas de las más importantes inercias que caracterizan a la gestión pública en nuestro País. Una de ellas es, por ejemplo, el centralismo, que hace que en la Ciudad de México se concentre el 37 por ciento de los 13 mil 485 investigadores nacionales que existen en el País. Otra más es la discrecionalidad, ya que no existen criterios claros que permitan transparentar el porqué algunos Estados como Guanajuato o Michoacán reciben mayor subsidio del Conacyt para el desarrollo de esta actividad que otros que tienen un mayor número de investigadores, como es el caso de Jalisco.

Otra inercia que se reproduce es la de la debilidad presupuestal para el fomento de una de las funciones más importantes para el desarrollo nacional como lo es la investigación científica, pues el presupuesto autorizado para el SIN en 2007 fue de mil 544 millones de pesos, 137 millones menos que lo solicitado. De tal manera, que abatir esas tres inercias son sin duda algunos de los principales retos que en el corto plazo debe afrontar la política del Gobierno federal en materia de investigación científica y tecnológica.

En este contexto, cobran relevancia los anuncios y datos dados a conocer por el Rector general de la UdeG: en Jalisco, tanto el Gobierno del Estado como el Conacyt otorgan cada uno 16 millones de pesos al desarrollo de esta actividad, mientras que la Casa de Estudios le destinará este año poco más de 74 millones de pesos en total, habiendo ampliado este apoyo en más de un 76 por ciento con relación al año anterior. A uno de los tres nuevos programas de apoyo a esta actividad, la Universidad le destinará poco más de 20 millones de pesos, y tan sólo con eso superará en más de 4 millones de pesos a la aportación que hacen en nuestra entidad el Gobierno de Jalisco o el Gobierno federal.

Por lo anterior, es evidente que esta responsabilidad se le está dejando casi por completo a la UdeG, cuando los dos órdenes de Gobierno mencionados pudieran hacerlo de una forma más comprometida. Más aún, por la vocación de la Zona Metropolitana de Guadalajara resulta menester comprometer a los Ayuntamientos de los Municipios que la integran, en el desarrollo y financiamiento de esta actividad que innegablemente tiende a elevar el nivel de vida de la población, así como a hacer más competitivos y atractivos para la inversión a los sitios donde existan políticas para su desarrollo y promoción. Resulta impostergable establecer políticas de Estado en materia de investigación científica y tecnológica que garanticen apoyos suficientes y crecientes al desarrollo de esa actividad. Con mucho, las diferencias entre los países se establecen por la inversión que realicen en esta actividad.

Pero, junto con lo anterior, igualmente importante es elevar los rendimientos y productividad de los investigadores, así como comprometerlos en el desarrollo de políticas y prioridades institucionales, sin que ello signifique —como dijo el Rector general— alterar “las consustanciales libertades que toda creación original de conocimiento requiere”. Por lo pronto, punto de partida importante será constituir el conjunto de consejos y comités anunciados —conformados por pares internos y externos— que, reconocidos como interlocutores válidos por las autoridades universitarias, se encargarán de establecer lineamientos y dictaminar lo necesario.

Por todo lo anterior, resulta pertinente valorar en su conjunto que si bien existen miles de aspirantes que no alcanzan un lugar en las aulas universitarias, también lo es que otra de las funciones sustantivas que atañen a la institución es la investigación, y que este año la Casa de Estudios realizará una inversión sin precedentes en esa materia. ¡Enhorabuena!

http://www.mural.com/editoriales/nacional/383/764083/

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